jueves, 24 de abril de 2008

Una perspectiva distinta

Ahora que la polarización está en pleno y los que protestan, con buenos o malos modos son poco menos que el anticristo y merecerían que los quemen como brujas según el santo, bueno, honesto, casto y puro López-Dóriga, sería bueno echarle una revisada a un artículo de un economista y sociólogo llamado Jorge Zepeda Patterson, publicado en el periódico Universal del día 20 de abril del presente año.
Espero nos sirva para tener más información y por tanto una opinión mejor, sin dejarnos influenciar únicamente por lo que dicen las televisoras. A continuación transcribo íntegro el artículo del autor mencionado:


¿Qué hacemos con López Obrador?


Ciertamente no es Hitler o Mussolini, pero es sorprendente la capacidad que tiene López Obrador para provocar ronchas a muchos ciudadanos, particularmente entre los sectores conservadores. Una y otra vez reaccionan de tal manera que terminan por vigorizar la figura pública de El Peje.


El spot de televisión transmitido en horario triple A en que se le compara a Victoriano Huerta, Pinochet y similar calaña por haber ordenado tomar el salón de sesiones de la Cámara, es tan desproporcionado y abusivo que ha resultado contraproducente. Para El Peje ha sido oro molido, pues confirma la noción de que existe una suerte de conspiración de odio en su contra. De verdugo del Congreso ha pasado a ser víctima de la derecha todopoderosa.


No coincido con varias decisiones de López Obrador y me parece que su estilo de liderazgo deja mucho que desear. Pero estoy convencido de que AMLO y las causas que representa son absolutamente indispensables para la salud de la República. Cada vez que el tabasqueño habla en contra de las instituciones y convoca a la movilización, una legión de analistas y comentaristas se queja de su irresponsabilidad y primitivismo político. Como si se tratase de una anomalía trasnochada en una sociedad democrática. “Hay problemas pero estos deben resolverse mediante el diálogo”, se dice; “los bloqueos y tomas de instituciones no caben en una sociedad con estado de derecho”, se afirma, con la convicción que sólo podría tener un alemán o un sueco.


El problema es que no vivimos en un estado de derecho, ni los problemas se resuelven con el diálogo, salvo que usted pertenezca al 20% de la población de mayores ingresos. Todos los días miles de mexicanos humildes son víctimas de tribunales y autoridades que operan a favor del poderoso o del que ofrece más. Háblenle del estado de derecho a Lydia Cacho, a las víctimas de Ulises Ruiz en Oaxaca, a los campesinos que suplican a un funcionario que ya vendió su caso. Más que un Estado de Derecho lo que padecemos es “el derecho al Estado” del que gozan algunos sectores privilegiados. ¿Cómo podemos hablar de “someterse al imperio de la ley” cuando los que se enriquecieron con el Fobaproa, el mayor robo en la historia de la nación, lo hicieron legalmente?


La reforma energética ofrece el mejor ejemplo. Si López Obrador y sus contingentes no hubieran irrumpido con sus sudores y malas maneras (cito a un crítico) la reforma habría sido acordada entre futuros beneficiarios, funcionarios federales y legisladores priístas. Fueron los gritos y sombrerazos, las denuncias fundadas e infundadas de El Peje, lo que obligó a definir esta reforma en un espacio verdaderamente público.


No sé si al final de todo esto tendremos una buena reforma, pero estoy convencido de que será mejor de la que podría haberse firmado tras bambalinas. En todo caso habrá de ser más representativa del sentimiento de la comunidad en su conjunto y mucho menos cupular de la que tenían cocinada. ¿Qué no trata de eso la democracia? Desde luego, los métodos de AMLO no son democráticos, pero son comprensibles si consideramos que los acuerdos “democráticos” son los que tienen que pasar y ser resueltos por Manlio Fabio Beltrones y Emilio Gamboa a partir de los intereses muy poco democráticos que ellos representan.


Insisto en que los mexicanos tenemos todo el derecho de desconfiar de la apertura al capital privado, habida cuenta de la cantidad de abusos que han generado privatizaciones y concesiones en el pasado. Eso no significa que debamos satanizarlas per se. Podrían ser la única solución para el quebranto energético que se avecina. Pero el Estado mexicano hasta ahora ha sido incapaz de impedir los excesos y abusos de los grupos privilegiados cada vez que ha abierto al mercado ámbitos de la esfera pública. No es posible encarar la apertura de Pemex sin antes agotar la discusión de las maneras en que habremos de asegurarnos de que no se multipliquen los Carlos Slim o Roberto Hernández, o peor aún, los Bribiescas. Que tome 50 días o 100 ventilar estos asuntos es irrelevante si consideramos lo mucho que está en juego.


Es desagradable ver a los perredistas convertir la tribuna máxima en un tianguis. Pero, bien mirado, es un costo menor si ello obligó a examinar con atención el futuro del petróleo, nada más y nada menos que el mayor patrimonio de este país.


Hay un linchamiento mediático de López Obrador que muchos están “comprando”. Algunos se preguntan qué hacer con esta piedra en el zapato que constituye su movimiento. Yo diría que pese a su retórica y su populismo, López Obrador es imprescindible. No empareja el marcador pero impide la goliza. Lo peor que podemos hacer es pretender que la inconformidad social no existe. ¿Nos parecen de mal gusto sus expresiones? ¿Y de qué gusto son las inequidades e injusticias que padece la mitad más pobre del país? ¿Qué creíamos, que iban a votar cada seis años y sentarse a esperar a que llegue un empleo, un abogado honesto o un programa de gobierno?


López Obrador no representa a los verdaderos pobres del país, se dice con frecuencia. Quizá. Pero canaliza la irritación que entre muchos mexicanos genera esa pobreza. Su desconfianza hacia la apertura al capital privado es la desconfianza de muchos. Antes de lincharlo y repudiar sus métodos habría que escuchar lo que nos está tratando de decir esa república olvidada que intenta hacerse presente.




miércoles, 16 de abril de 2008

Informales y cobardes

No sé a cuántos de ustedes les pase o haya pasado, pero creo que una característica muy desagradable de la gente es no tener el valor para decirte las cosas que piensa, cree o quiere, de frente. Resulta entendible que no siempre sea posible definirte dentro de los aspectos antes mencionados debido a las consecuencias que puede acarrear, que en ocasiones son realmente duras, sin embargo es mejor ser francos que decir cosas a espaldas de la gente... o peor aun, no decirlas.
Es comprensible, yo mismo sería un hipócrita si en esta oportunidad sugiriera ser 100% sinceros. Esa es una característica utópica e irrealizable de un ser humano. Pero lo que sí me parece mejor es decir ciertas cosas en su momento y evitar las informalidades y contradicciones.

Por ejemplo, en estos momentos me encuentro en proceso de venta de mi laptop (alguien se interesa?? jeje). La anuncié en un periódico local y entre otras existió una persona que estaba aparentemente muy interesada e incluso insistiendo por medio de llamadas a mi teléfono celular para poder verla.

Pues bien, era un individuo de unos 45 años aproximadamente que decía no conocer mucho de computación, profesionista y actualmente realizando un estudio de posgrado. Un uso elemental era el que le daría. Todo bien hasta ahí. Después de mil preguntas, aclaraciones, pruebas, etc., quedó formalmente de acudir al día siguiente por la mañana y con el dinero, para llevarse la computadora. Yo no iba a estar al encontrarme en el trabajo y bueno pues para no hacer muy largo el cuento, no fue. Por un momento pensé que habría entendido mal y que en realidad acudiría a la misma hora convenida, pero por la noche... ¿y qué creen? Pues sí, no llegó. Al llamarle (según esto era tan formal todo que hasta su nombre y teléfono me dio), me comentaba que no le fue posible acudir (¿a poco?? :S) y que pues la verdad hablando con algunos familiares le habían dicho que era un poco cara...

Cierto, está en su derecho de arrepentirse y comprar lo que le parezca más adecuado para su bolsillo o necesidades, sin embargo ¿para qué entonces hizo trato muy formalmente si iba a necesitar que le dijeran qué hacer? ¿por qué no tuvo la delicadeza de llamarme y comentar que no acudiría? Dispuso del tiempo de un familiar, que es el que le haría entrega de la lap y eso no se vale.

Y ejemplos así, sobran. Desafortunadamente no ha sido raro tener que convivir con gente de este tipo. Incluso en el hospital, cuando era Interno, estando en el servicio de urgencias en ocasiones teníamos algunos minutos disponibles poco antes del mediodía para comer algo en la residencia. Acudía con permiso del médico adscrito con el que estuviera rotando y cuando este pedía que me localizara algún compañero del mismo servicio (sobre todo 2 en particular con los que según yo no tenía problemas), le hacían notar mi ausencia haciendo comentarios poco favorecedores para un servidor.
Total, como dije respecto al primer caso, el de la venta de la lap. ¿Por qué no tener la delicadeza de avisar que te arrepentiste? No pedía sinceridad, tal vez ninguna explicación o simplemente una mentira, pero avisar!!! Y respecto al segundo caso, cuando era interno, sin duda que cuando no tengas nada qué decir de una persona, mejor cállate! O dilo enfrente de ella! Porque luego resultaba que al enterarme de que me estaban "echando tierra", investigaba y preguntaba a los directamente responsables y los muy mariquitas negaban todo haciéndose pasar casi casi como santos e incapaces de tales atrocidades...

Así que bien. Si sabes que no tendrás el valor de reconocer lo que has dicho o hecho, entonces mejor ¡abstente de siquiera intentarlo!

miércoles, 9 de abril de 2008

¡Maldita sea!

A riesgo de parecer más que un blog, el portal de quejas y lamentos, me gustaría compartir con ustedes, mis millones de lectores (el contador se multiplica por mil ¿no? je) un suceso acontecido en relación con el tema publicado la semana anterior.
En verdad que tenía intenciones de tratar alguno de varios temas que ya había contemplado, sin embargo... bueno, empecemos.

Es bien sabido que resulta imposible obtener absolutamente todo en la vida. Para los que me han hecho el favor de leer esta fina literatura apenas comparable con El Libro Vaquero en la cual se plasman las ideas de un humilde pero sincero servidor, recordarán que alguna vez comenté sentirme afortunado por la vida que tengo. No es presunción ni mucho menos, sólamente que no concibo ser un mártir y creer que la vida me ha dado de latigazos y tratado mal tanto como ha podido. No. La verdad es que he sido bien tratado y he recibido y "pagado" en forma digamos equitativa.

A veces, en días como hoy es inevitable cerrar los ojos, levantar la cara y apretar los puños mientras haces inhalaciones y exhalaciones profundas. A grandes rasgos, luego de terminar el Diplomado en que me encontraba y haber hecho los trámites para certificación en el área en la cual me desempeño, surgió una muy interesante oportunidad de trabajo. Todo muy bien en la entrevista en el DF, todo muy bien en la entrevista aquí. El único pero es que me quedé esperando la llamada para una segunda entrevista. Al indagar en la empresa, supe que un servidor era el candidato que más les había gustado y solo por políticas de la empresa deseaban entrevistar a algunos otros. Para no hacer más larga la historia, llamé hoy a la agencia de empleo subcontratada por la empresa y recibo noticias... el puesto dejó de estar vacante. Ya contrataron a otra persona.
Tal vez hasta ahí suene de lo más normal, todo embona: Vas y pides un empleo, te conviertes en candidato, te entrevistan y te dicen que eres el mejor y luego pues contratan a alguien más... Mmhh no sé, por salud mental deberé pensar que llegó otro mejor candidato y no que fue una extraña maniobra. Y si así fuera, ¿ya qué?

Parece esto ser muy poco como para quitar el sueño y posiblemente muchos de ustedes me dirán exagerado, pero me he preguntado ¿Qué más se requiere? Sucede como cuando quieres comprar un coche. Cuando tienes $30,000, quieres uno de $50,000; ya que reúnes los $50,000, te das cuenta que ahora necesitarías $65,000... no sé, como que tengo un poco de incomodidad, impotencia y hasta cierto coraje. Y el problema es que no hallo exactamente contra qué o contra quién... simplemente es por una oportunidad perdida. ¿Te ha pasado?

¡¡Maldita sea!!

martes, 1 de abril de 2008

Búsqueda de Empleo

Pues bien, ahora si continuamos con la actualización semanal del blog los días martes. Espero no volver a tener ausencias que hagan que mis cerros de lectores se puedan decepcionar de un servidor!! XD

Hoy me gustaría tocar un tema que en algún momento nos ha sucedido o sucederá a la mayoría de nosotros. Los problemas para encontrar trabajo.

Pero en esta ocasión no será desde el punto de vista político en el cual podríamos comentar muchas situaciones respecto a los fallidos programas de estímulos fiscales por parte del gobierno para la contratación de un individuo en su primer empleo, ni tampoco a la abundancia de puestos temporales o propios para personas que cuentan con bachillerato como nivel educativo máximo .

En esta ocasión me gustaría tratar respecto a los problemas cuando ya detectaste un posible empleo en el área que te desempeñas, sin embargo una gran cantidad de ocasiones resulta que no cumples con requisitos que llegan a ser exagerados.

Por ejemplo, suena completamente ilógico que oferten un puesto en el cual se requiere licenciatura y que la edad de candidatos la acepten desde 20 años (donde se ha visto que alguien a los 20 años cuente con licenciatura??? Genio!!). Otra clásica es que te piden tener 25 años y experiencia de 3 en un puesto similar... ¿Dónde jodidos creen que la pudiste obtener? Entiendo que hay áreas donde sí resulta posible debido a que sus prácticas profesionales les contaron como experiencia, sin embargo en la gran mayoría de casos no resulta así.

Ahora... en el ámbito de sueldo deseado... ¿cuánto es lo correcto? Si pides mucho, difícilmente alguien te aceptará. En cambio si pones un sueldo bajo, algunas empresas te rechazan al pensar que no estás seguro de la calidad de tu trabajo. Así que debes valorar según el puesto y en caso que te ofrezcan determinado salario desde el anuncio, si es que te ajustarás al mismo o intentarás pedir más.

Ok, ya mandaste tu currículum, te presentaste a entrevista y aparentemente te fue bien... ¿y luego? Muchos de los reclutadores o gerentes de recursos humanos te ofrecen llamarte determinado día y el 90% no lo hace!! Pero no por haber sido rechazado, sino más bien te llama digamos varios días después. Es entendible que cada sitio tiene sus propias políticas de contratación, sin embargo creo que sería un aspecto muy positivo del sitio donde busques trabajo que te llamen el día que quedaron! Al menos para decirte que ya encontraron al candidato ideal... sueños guajiros.

En ocasiones he leído y escuchado a familiares, amigos y conocidos con amargas quejas de que no hay trabajo... yo creo que sí hay, pero deberás ser paciente, muy paciente para encontrarlo! Además de tener el currículum más interesante y amplio que la empresa en cuestión pudiera localizar. Centrarse en cursos, diplomados, maestrías y especialidades que vayan acorde con la carrera estudiada es importante, debido a que sino podrías parecer "extraviado" dentro de tu misma área.

En fin... opciones hay, el problema es contar con lo necesario para ser el candidato más atractivo para el área de recursos humanos en cuestión!

Es fácil poner en google "empleo" y te saldrán millones de resultados con enlaces a páginas para buscar trabajo, sin embargo y por experiencia personal de algún día, te recomiendo las 3 siguientes:




Si es que lo estás buscando... espero te sirvan!! Saludos!!