jueves, 29 de noviembre de 2007

EL PELIGROSO PUNTO MEDIO


En el transcurso a partir de la última publicación que realicé hasta el día de hoy, surgieron innumerables temas como para poder hablar en este espacio. Me tenía que decidir por alguno en particular y es precisamente hoy cuando decidí que sería el correcto.


Y el tópico que hoy quiero poner a su consideración es, como lo menciona el título, el peligroso punto medio.

¿A qué se refiere? Sencillo.

Alguna vez no hace mucho leía respecto a la comodidad con la que nos gusta y a la vez perjudica a vivir a los seres humanos. Esa comodidad peligrosa y dañina en la cual estamos en un punto lejos del infierno y del cielo.


Y bien, ¿Por qué tendría que ser malo encontrarse fuera de la incomodidad o maldad extrema o la comodidad y bondad extrema? Ahí está el punto.

Hoy leía en Milenio un blog en el que se mencionaba respecto a los españoles "mileuristas" (término acuñado para los jóvenes de clase media que ganan en promedio mil euros al mes y que para el costo de la vida en aquel país es el equivalente a un mexicano joven que ganara de 7 a 8 mil pesos). Reflexionaba sobre la relativa comodidad en la que viven, ya que pueden subsanar sus gastos básicos e incluso darse ocasionales lujos, pero en cambio no les es posible pagar una casa propia. Posterior a eso ya hacía referencia de políticas de desarrollo adoptadas para subsanar ese problema, situación en la cual por ahora no pienso ahondar.


Pero me hizo pensar... ¿cuántas veces no estamos en la "comodidad del mediocre", aquella que nos impulsa a pedir más, pero nos detiene de exigirlo (a alguien más o a nosotros mismos)?


- Cuando mi equipo de fútbol califica a la repesca y de ahí no pasa ("Sí, no llegamos a finales, ¡pero hay otros que ni a repesca!").


- Cuando en alguna fila de supermercado alguien sin decir nada más, se mete "porque va a pagar solo un producto" ("Bueno, sí, pero ¿qué tanto es un sólo producto? Hay que ser conscientes").


- Cuando tenemos una pareja que se adapta más o menos a lo que somos, queremos y aspiramos ("Cierto, pero es que yo creo que con el tiempo, ella cambia").


- Cuando votamos por "x" candidato que sabemos que es tan malo o peor que otra opción o que el mismo que ya se encuentra en el poder ("Sí, pero más vale malo por conocido que bueno por conocer!! ¿Qué tal que deveras sea un peligro para México? Total, hay que agradecer que tenemos casa y comida (clásico de clásicos)").


Los anteriores son sólamente algunos ejemplos, pero estoy seguro que hay muchos, muchos más. Tendemos a arriesgar poco por miedo a perder lo que tenemos... ¿y realmente tenemos ya no digamos suficiente, sino lo justo, como para evitar intentar cambiar algunas cosas? Pongámonos a pensar.


Muchos de nosotros solo reaccionamos y estamos decididos a hacer algo distinto únicamente cuando nos encontramos en circunstancias extremas, pero antes no!


Mientras una persona, en cualquier aspecto y circunstancia de su vida esté en un punto medio, será mucho más renuente a cambiar algo que estando en los extremos. Ese es el peligroso punto medio, el del conformismo y el de no tratar de ir más allá por miedo... miedo a perder lo que en ocasiones nunca se ha tenido... ¡qué tontería! ¿no?

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